A LLORAR A OTRO LADO QUE NO SEA LA IGLESIA

En Alberti, un cura cuestionó (durante la misa de responso), a la mujer que estaban sepultando. Dijo ante la familia y demás presentes que la víctima no era digna de la bendición de Dios porque convivía sin haberse casado.
"Ella no había formalizado su unión ante Dios y, a lo MEJOR por eso, él le quitó su mano protectora"

...Y con la otra mano le mandó un gancho al hígado, y le ganó por K.O. ¡Vamos Dios, castigue duro!. Dios es amor, amor al deporte. Y le re-cabe el boxeo.
La iglesia, que tiene curas pero no tiene cura, curra.